Un director que, en lo personal, admiro profundamente, es Emir Kusturica. Sus películas son siempre la representación de todo lo que vale, más la cuota del humor menos fino (luego de ver «Black Cat, White Cat«, no pude olvidar a la señora gorda sacando un clavo de una madera con sus nalgas)
Su última película, un documental realizado principalmente en Buenos Aires, Argentina, es sobre Diego Armando Maradona. Intercala imágenes de archivo, con reportajes directos, y tomas en escenarios diversos. Vemos a Fidel en Cuba, vamos hasta Sarajevo, luego a Villa Fiorito, y terminamos en la capital de la provincia.
Para quienes no conocen a éste mítico personaje (que son pocos), hay que admitir que el documental está bien, y aporta la información básica como para conocer a Maradona. Ahora bien, para quienes ya saben de qué se trata, para quienes conocen su postura ante muchas cosas, para quienes lo saben, el documental no es más que la suma de un caos audiovisual, que reproduce informaciones básicas, pero que nada nuevo aporta.
El film fue presentado el pasado año, 2008, en Cannes. Resulta placentero como un recorrido a lo ya recorrido, pero no hay sorpresa ni mucho menos. Creo que lo más simpático es ver a Emir Kusturica junto a Diego, entre cervezas, risas y anecdóticos partidos. En lo personal, no sentí que el film dijera todo eso que Emir suele decir en sus películas, ya que parecía más un recorrido turístico por lo más significativo de la ciudad de Buenos Aires, y luego de Maradona, sin decir mucho más.
Igualmente, lo recomiendo para quienes no estén muy embebidos en lo que la vida de Maradona es, fue y será. No es una obra maestra…