El pasado domingo se informó sobre la muerte del director de cine y televisión Kim Manners. El gran Kim Manners, quien padecía desde hacía un tiempo un cáncer de pulmón, que fue lo que se lo llevó.
Un hombre de una gran trayectoria, que comenzó en la televisión como director de «Los Ángees de Charlie«, participando luego en varios episodios de «Star Trek«, y llegando a dirigir cerca de 52 episodios de la serie «Los Expedientes Secretos X«.
Se destacó en el mundo de la televisión llevando a la cumbre la última serie nombrada, «Los Expedientes X», dándole el vuelo justo y necesario, como para que ninguno de los episodios que por sus manos pasaran, quedaran sin ser. Lograba generar maravillas con un argumento simple, o poco arriesgado, llevando cada entrega de las series trabajadas, hasta el más alto grado de perfección.
Un director que no alcanzó demasiado reconocimiento entre quienes poco se interesan en las fichas técnicas de las series televisivas. Y es que en la pantalla grande, los directores cinematográficos parecen ser los absolutos responsables de un trabajo que es plenamente conjunto. Pero en la televisión, el nombre del director queda a veces tan relegado como el del guionista, destacando los actores como único medium entre la idea y el público que la consume. Éste, Manners, como tantos otros, lograron que la televisión brillara con su empleo de los recursos que le son tan propios. Importante es poder recordarlo por su talento, y no sólo porque fue un nombre más dentro de una lista de letras reunidas en torno a identidades.