A este paso creo que los ejecutivos de la Marvel deberían darme una comisión por hablar de sus películas, y este es el tercer post que dedico a la secuela de Hulk, con lo cual cuando se estrene no me va a quedar más remedio que volver a hablar de ella, de sus bondades y de sus errores. Aunque si lo pienso bien, eso ya lo estoy haciendo antes de que se estrene así que lo único que haré sera decir «vale me equivoque Leterrier, no la has cagado» o «lo sabía, sabía que te ibas a cargar la película».
La noticia que acontece la podemos meter en el saco de los buenos motivos por los que esperar con expectación la película. Un actor como la copa de un pino, también conocido con el nombre de Tim Roth (desde que lo vi en Reservoir Dogs se convirtió en uno de mis favoritos) se une al elenco de actores ya confirmados para poner en marcha El Increible Hulk. Roth será Emil Blonsky, un agente de la KGB que se expone de forma deliberada a los mismos rayos gamma que convirtieron al Doctor Bruce Banner en el monstruo esmeralda (o gris según las versiones en cómic) en busca de ser más grande y fuerte que Hulk, pero al pasarse con la dosis pierde la capacidad para retomar su forma humana y culpa de ello al ser que lo empujo a ello, convirtiéndose en Abominación (no es que le este poniendo a parir, es que el personaje se llama así).
Ya sabemos que Edward Norton se encargará de dar vida al Doctor Robert Bruce Banner, así que el duelo interpretativo entre ambos va a ser algo fabuloso, siempre y cuando puedan coincidir en pantalla, porque el duelo de galletas será cosa de los alter ego de Banner y Blonsky (parece el nombre de una serie de dibujos infantil), y en ese punto no se puede decir que Norton tenga la culpa de que Hulk sea poco expresivo o Roth tenga la culpa de que Abominación tenga poca credibilidad. Eso ya son cosas de los efectos digitales y esas zarandajas como decía Ariadna Gil en El Laberinto del Fauno.
