Una de las mejores actrices que se puedan encontrar hoy en día en Hollywood, dialogó desde Londres con Patricia Tubella, del diario El País, sobre el drama jurídico que protagoniza, Damages y alertó acerca de la sobrevalorización de los jóvenes en el cine.
Con sus 61 años, la actriz de Atracción fatal y Las amistades peligrosas, cosecha elogios vaya donde vaya, y no para de recibir halagos por su trabajo en la serie Damages, con la que ya ganó un Globo de Oro y un Emmy por su papel de la maquiavélica abogada Patty Hews.
Patricia Tubella le pregunta por su decisión a dedicarse a la tele, su relación actual con la industria hollywoodense, su injerencia en el desarrollo de la serie que protagoniza y de la intensidad y evolución de su personaje, Patty Hews.
A continuación, la entrevista:
– Tras una sólida carrera en el cine y cinco candidaturas al Oscar, ¿qué le atrajo del medio televisivo?
-Voy siempre donde están los mejores guionistas, y Daños y perjuicios era muchísimo mejor que los papeles que me ofrecían en el cine.
– Hollywood parece haber cerrado las puertas a las actrices de su edad…
– A Hollywood no le interesamos. La cultura de la juventud está muy comercializada en América y los estudios se sienten desbordados con los nuevos formatos digitales. Lo único que buscan a corto plazo es hacer dinero recurriendo a las viejas fórmulas, como la película El curioso caso de Benjamin Button, que no me ha gustado nada, a pesar de sus 13 candidaturas al Oscar.
– La lista de candidatos también incluye a Meryl Streep por su papel en La duda. Su colega tiene 59 años, pero no para de trabajar en el cine…
– Sí, parece ser que Hollywood sólo tiene papeles para una actriz…
– Muchos críticos sostienen que el verdadero talento está hoy en la televisión, en series como la que usted protagoniza. ¿A qué atribuye ese fenómeno?
– La revolución empezó en la televisión por cable, con la HBO, que podía hacer lo que quería porque no tenía que apoyarse en los anunciantes. Y eso atrajo a muchos escritores que querían trabajar en libertad. La televisión acapara el talento porque allí el guionista es el rey.
– Se le atribuye la potestad de cambiar los guiones de Daños y perjuicios, aunque rechazara ejercer de productora.
– Porque el personaje me exige mucho tiempo, aunque tampoco me gusta rondar por el plató sin hacer nada, así que funciono como una especie de productora oficiosa. Y, desde luego, puedo corregir un guión cuando tengo una buena razón.
– Usted transmite la imagen de una mujer fuerte y con carácter, como su personaje de Patty, pero en una ocasión aseguró que lo único que tienen las dos en común es el amor a los perros.
– Al principio me sentí intimidada por ella. Es mucho más lista que yo y siempre va unos pasos por delante de los demás. La audiencia se pregunta constantemente si dice o no la verdad, porque presiente que oculta algo, y creo que ésa es la clave de su éxito
– ¿Cómo evoluciona el personaje en la segunda entrega?
– Patty pretende desenmascarar al jefe de una compañía energética y emprende una lucha correcta, pero se topa con un entramado de corrupción. Me gusta el personaje porque nunca abandona, y en eso me parece excepcional.
– El final del rodaje coincidió con la investidura presidencial de Obama. ¿Cómo vivió ese momento?
– Muy feliz, porque había perdido la esperanza en nuestro sistema político. La elección de Obama supone para mí el renacimiento de nuestra democracia.
Fuente: La Nación